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¿QUIERES APRENDER A HACER un subibaja diferente?
Necesitarás una vela con la mecha expuesta en ambos extremos. Pincha el centro de la vela con un alfiler largo (o un palillo de dientes largo), atravesándola de un lado al otro. Forra una mesa con papel de periódico y coloca encima dos vasos iguales, boca abajo, uno al lado del otro, dejando una distancia en la que pueda entrar la vela. Suspende la vela entre los vasos, con ayuda del alfiler (cada parte del alfiler que sobresale a cada lado de la vela se apoya sobre el fondo de cada vaso). Debe quedar horizontal, ¿ok? A continuación, enciende las dos mechas. Al cabo de cierto tiempo, la vela comenzará a moverse como un subibaja. Esto sucede porque, al derretirse la parafina, la vela pierde material. El extremo donde esto ocurra primero se elevará, provocando la inversión de posiciones, como en un subibaja.
La vida también es como un subibaja. En un momento dado podemos sentirnos en la cima, donde todo va bien y estamos en paz. De repente, las cosas empiezan a ponerse difíciles y descendemos hacia los problemas. Pero si estamos con Dios, podemos vivir plenamente los momentos de alegría y atravesar con serenidad las situaciones difíciles.
El versículo que has leído muestra que Dios nos levanta más de una vez. Si hoy estás en el suelo, no dudes del poder de Dios para levantarte nuevamente. Si estás en lo alto, disfruta de los buenos momentos y úsalos para fortalecer aún más tu amistad con Jesús.