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¿HAS OÍDO HABLAR ALGUNA VEZ DEL PRINCIPIO de Pascal? Explica que la presión ejercida sobre un líquido se transmite por igual a todos los puntos de ese fluido. Para comprobarlo, necesitarás una botella de plástico transparente llena de agua, una tapa de bolígrafo y plastilina. Primero, utiliza plastilina para sellar la pequeña abertura de la parte superior de la tapa del bolígrafo. A continuación, haz una bola del tamaño de una moneda y clávala en la punta afilada de la parte inferior de la tapa. Después abre la botella, coloca tu «minisubmarino» dentro y presiónalo suavemente mientras observas cómo la pieza desciende hasta el fondo. Ahora, si sueltas la presión, esta subirá a la superficie.
A menudo, las presiones de la vida nos hacen sentir que nos estamos hundiendo. La ansiedad, el miedo y la inseguridad empiezan a convertirse en una rutina y sofocan nuestra vida. En el capítulo 22 de 2 Samuel, David da gracias a Dios por haberlo librado de las muchas aguas. En los versículos 22 y 23 del mismo capítulo, lo encontramos explicando algunas de las razones por las que Dios lo había rescatado:
«Pues yo he seguido el camino del Señor; ¡jamás he renegado de mi Dios! Yo tengo presentes todos sus decretos; ¡jamás me he desviado de sus leyes!».
Incluso al lado de Dios, podemos pasar por momentos de mucha presión y ansiedad. Pero si nos distanciamos de él, ignoramos sus leyes y descuidamos la lectura de la Biblia y la oración, resulta mucho más difícil reconocer que necesitamos ayuda. ¿Te estás hundiendo en el pecado? ¡Extiende la mano! Dios siempre está dispuesto a rescatarte.