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UN ESTUDIO REALIZADO EN LA UNIVERSIDAD de Wisconsin analizó los efectos, en niños y adolescentes, de mirar películas de terror. Los resultados mostraron que quienes las veían con mayor frecuencia eran más propensos a desarrollar ansiedad en la edad adulta. Esto se debe a que el miedo experimentado al ver las imágenes se almacena en la amígdala, que es la parte del cerebro encargada de generar las emociones. Además, el insomnio, la insensibilización y la paranoia fueron otros efectos asociados a mirar escenas de películas de terror.
A finales de octubre se habla mucho de Halloween, y aumenta la demanda de películas y disfraces asociados a historias relacionadas con lo oscuro y lo sobrenatural. Pero ¿de dónde viene la idea de Halloween? Su origen se atribuye al pueblo celta. Ellos celebraban la fiesta de Samhain, que tenía como algunos de sus objetivos rendir homenaje al rey de los muertos y realizar rituales de adivinación. Además, se creía que en este día los muertos poseían a los vivos. Por este motivo, se utilizaban disfraces oscuros como defensa contra los malos espíritus. Además de la valorización del lado sombrío, del carácter pagano, del origen de la fiesta y de la asociación con la idolatría, exponer nuestra mente a escenas y acontecimientos relacionados con imágenes y seres demoníacos no nos aportará ningún beneficio.com
No debemos imitar las costumbres de la gente que no teme a Dios. En Efesios 5:11 (NVI), Pablo nos advierte: «No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad». También nos dice: «Más bien denúncienlas».
SEAMOS LUCES EN UN MUNDO DE TINIEBLAS