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CUANDO ESTUDIAMOS EL PROCESO de formación de los fósiles, podemos darnos cuenta de que casi todos ellos fueron hallados en regiones que estuvieron sumergidas. Esto porque una de las condiciones necesarias para formar un fósil es el sepultamiento rápido después de la muerte, con gran cantidad de lodo. Solo así, al descomponerse lentamente, las porciones del ser vivo van siendo sustituidas por los minerales presentes en el lodo, conservando su huella en las rocas.
El diluvio universal, tal como se describe en la Biblia, presenta un escenario ideal para fosilizar millones de animales, plantas y otros seres vivos. Al fin y al cabo, tal y como se narra esta historia en la Biblia, es posible que los animales quedaran enterrados profunda y rápidamente en el lodo, antes de que los depredadores, los descomponedores o incluso la acción del viento y el clima los destruyeran.
El diluvio no fue solo una lluvia que cubrió lentamente la tierra; chorros de agua también salieron de la tierra lanzando enormes rocas por el aire. Simultáneamente, se produjeron terremotos y erupciones volcánicas. Las rocas, los fósiles e incluso los paisajes actuales son pruebas de que el diluvio, de hecho, ocurrió. A pesar de que muchos dudan, la Palabra de Dios es digna de confianza. Procura estudiarla cada día más, y fortalece tu fe con las verdades que contiene.
Los fósiles son restos de seres vivos, o evidencias de su presencia, preservados en las rocas. ¿Qué tal si aprendes a hacer un modelo de fósil? Mezcla dos medidas agua con una de yeso. Después, unta con vaselina el objeto que quieras fosilizar. Puede ser una concha o la hoja de un árbol, por ejemplo. A continuación, presiona el objeto sobre el yeso y retíralo al cabo de 24 horas. Verás que la marca yeso permanece, exactamente como ocurre con los fósiles.