|
EN EL ADOLESCENTE, EL ESTRÉS CEREBRAL TIENE UN IMPACTO más fuerte y duradero que en el cerebro de un adulto. Esto se debe a que, en esta etapa, los adolescentes no poseen las mismas habilidades de regulación emocional y autocontrol que tienen los adultos (así lo reveló la investigadora Perkins-Gough). Así que, cuando se ven expuestos a situaciones de estrés y angustia constantes, sin apoyo ni vías de escape sanos, los adolescentes pueden desencadenar con mayor facilidad problemas de salud mental.
Entonces, ¿qué hacer cuando nos enfrentamos a momentos de estrés? El salmista nos presenta el secreto para superar las luchas: poner nuestra confianza en Dios desde la juventud. ¡Ahora mismo!
Muchas veces nuestra angustia proviene de conflictos que escondemos en lo más profundo de nuestro corazón y que no los compartimos con Dios. La vergüenza, la culpa o incluso la ira y el dolor son sentimientos que, si se cultivan en la infancia y la adolescencia, pueden generar marcas mentales con las que tendremos que lidiar por el resto de nuestras vidas. Dios promete liberarnos de los malos sentimientos si acudimos a él con fe.
Así que, entrega a Dios aquellos malos recuerdos que te atormentan. No dejes que el dolor eche raíces, ni que la vergüenza y la ira sean sentimientos constantes. Hay un Dios fuerte y poderoso dispuesto a sanar, a perdonar y a enseñar, a perdonar. No estás solo en la lucha contra el estrés y la angustia.
ABRE TU CORAZÓN, CONFÍA EN DIOS Y PÍDELE QUE TE AYUDE A VIVIR EN PAZ