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«Se ve claramente que ustedes son una carta escrita por Cristo mismo y entregada por nosotros; una carta que no ha sido escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; una carta que no ha sido grabada en tablas de piedra, sino en corazones humanos» (2 Corintios 3:3).

MUCHAS PLANTAS CONTIENEN INGREDIENTES QUE pueden utilizarse como pinturas. ¿Quieres comprobarlo?"

Primero, pide ayuda a un adulto para poner a hervir en ollas separadas cáscaras de cebolla, hojas de espinaca y una remolacha en trocitos. Una vez que hiervan, espera unos minutos, hasta que cada color quede fuerte. Estos elementos proporcionarán tonos anaranjados, verdes y rojos, respectivamente. Tras este proceso, simplemente cuela los líquidos en recipientes separados y utiliza un pincel para dibujar con cada color.

Somos una carta de Dios escrita no con tinta, sino con su Espíritu Santo. ¿Y cómo es eso? Muy sencillo: nuestra vida es un testimonio que describe el amor de Dios a otras personas.

Después de aceptar a Jesús en nuestros corazones, las demás personas pueden percibir fácilmente que nuestra vida está dirigida por Dios. Es en ese momento cuando nos convertimos en «cartas vivas» para los que nos rodean, aunque a veces no pronunciemos ni una sola palabra.

Nuestra vida debe ser un mensaje de esperanza, fe, compasión y amor. Hasta que un día, finalmente, quede escrito para siempre en nuestros corazones, no con tinta, sino con el Espíritu Santo: ¡SALVO POR LA SANGRE DE JESÚS!

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