|
¿HAS VISTO ALGUNA VEZ UNA HOJA DE UN árbol dejando un rastro (cualquier huella que queda Cuando algo pasa por un lugar) en el agua? ¿Te parece extraño? ¿Qué tal si hacemos un experimento con esto?
Necesitarás una pequeña hoja de un árbol, pintura de marcador a base de alcohol y un recipiente ancho con agua. Abre el depósito de tinta del marcador y vierte un poco de tinta hasta que cubra la mitad de la hoja. A continuación, coloca la hoja en el agua, observa el rastro de tinta que deja al navegar por el líquido.
Así como la hoja en el experimento, nosotros también dejamos un rastro por donde pasamos. Este rastro puede ser positivo o negativo, dependiendo
de cómo nos comportemos. Por ejemplo, si eres amable, ayudas a la gente necesitada y eres siempre atento con los demás, sin duda dejas una marca agradable en el corazón de la gente. Pero si eres gruñón, quejumbroso, egoísta y agresivo, entonces ciertamente el rastro que dejas no es bueno.
Al final del libro de Romanos, Pablo menciona a varias personas que dejaron huellas positivas en su historia. Entre ellas estaban Andrónico y Junias. Eran seguidores de Jesús incluso antes de que Pablo se convirtiera. Eran muy conocidos incluso entre los apóstoles, y valientemente enfrentaron la prisión con Pablo.
Dios nos invita a pasar por la historia dejando buenas huellas, como Andrónico y Junias. Quiere que seamos recordados como bendiciones en la vida de los demás. Dios puede ayudarte a dejar un rastro de fe, valor y buenas acciones. ¿Te gustaría dejar esa huella por donde vayas?