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Leones Y Corderos, Gatitos Y Conejitos

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«Entonces el lobo y el cordero vivirán en paz, el tigre y el cabrito descansarán juntos, el becerro y el león crecerán uno al lado del otro, y se dejarán guiar por un niño pequeño». Isaías 11: 6

El señor X era un gatito atigrado con una mancha blanca de pelo que parecía un corbatín. Tenía su propia cesta junto a la chimenea en la que se echaba de manera señorial y perezosa, así como una puerta para gatos en el porche trasero para poder salir al jardín cada vez que quisiera. De vez en cuando, traía un ratón del campo para demostrar que se había ganado su tazón de leche del desayuno.

Una mañana de enero, Martín, de nueve años, entró corriendo, gritándole a su papá que el señor X había cazado un conejito bebé y estaba a punto de matarlo. Entonces, el papá de Martín salió corriendo y rescató a la diminuta criaturita de pelo marrón grisáceo. Esa noche, Martín alimentó a Conejín, como le llamaron al conejito, a través del tubo de plástico de la pluma estilográfica de su padre. A la mañana siguiente, el conejito estaba lo suficientemente bien como para comer hojas de diente de león y tréboles del jardín, y pronto se convirtió en un miembro con pleno derecho en la casa.

A Cone, como llamaban al pequeño conejo para abreviar, le encantaba jugar, sobre todo al escondite. Corría por debajo de los muebles, pero si uno tardaba demasiado en encontrarlo, zapateaba para dar una pista de dónde estaba. También emitía pequeños gruñiditos cuando estaba feliz.

Cone se convirtió en un miembro más de la familia, pero aún no se había hecho amigo del señor X. Así que podrás imaginarte la sorpresa que se llevó Martín el día que encontró al señor X y a Cone echados uno al lado del otro en la alfombra frente a la chimenea. El señor X ronroneaba y lamía a Cone. Lo que provocó este cambio de actitud era todo un misterio, hasta que Martín recordó que aquella tarde había visto a Cone cavando un agujero bajo la hierba gatera del jardín. El conejo estaba impregnado aún del olor a esa hierba, un aroma que es irresistible para la mayoría de los gatos.

En el cielo, los leones, los corderos, los gatos y los conejos se acostarán juntos, pero no será gracias a la hierba gatera. Dios habrá hecho nuevas todas las cosas, incluso los animales que aquí son enemigos serán amigos.

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