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Una noche de invierno oí decir al meteorólogo de la radio que habría quince centímetros de nieve en el suelo cuando nos despertáramos. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando salí de la cama y me asomé por la ventana, el suelo estaba limpio. ¡No había ni un copo de nieve a la vista! Más tarde, durante aquel invierno, las noticias dijeron que podría nevar un centímetro. ¡Esa vez sí cayeron quince centímetros! ¿Por qué se equivocaron las previsiones meteorológicas?
Las personas que pronostican el tiempo se llaman meteorólogos, y su trabajo puede ser bastante difícil. Ellos observan el clima en todas partes del mundo. Luego introducen toda la información meteorológica en supercomputadoras. Las predicciones las hace un programa informático.
El problema de utilizar computadoras es que, a veces, pequeñas diferencias en el tiempo marcan una enorme diferencia unos días más tarde. Cuando las nubes o los vientos no hacen exactamente lo que la computadora «pensaba» que harían, la lluvia puede convertirse en nieve, o la nieve en lluvia. La causa puede ser demasiado pequeña para notarla. Por eso, las previsiones se hacen solo unos cinco días en el futuro. No oirás una previsión meteorológica para meses después. Es demasiado lejos para saberlo. Demasiados factores podrían cambiar para entonces.
Los pequeños detalles en tu vida también pueden marcar una gran diferencia. Decir una palabra amable a un compañero en lugar de una palabra hiriente es un pequeño detalle. Sonreír a alguien que no conoces es un pequeño detalle. Y depositar la basura en la papelera del parque también es un pequeño detalle. Pero esos pequeños detalles pueden marcar una gran diferencia en la vida de alguien. Igual que las pequeñas cosas pueden cambiar el tiempo.
Vicki.