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Las Escondidas

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«Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿acaso no dejará las otras noventa y nueve en el monte, para ir a buscar la oveja extraviada?». Mateo 18: 12

Josías es pastor de ovejas y le encanta su trabajo. Le da la oportunidad de estar en la naturaleza, y tiene mucho tiempo libre para tocar la flauta y lanzar palos para que su perro los busque. Pero no todo es juego para Josías, porque tiene que cuidar a 100 ovejas, lo cual es bastante.

La mayoría de la gente sabe que las ovejas no son muy listas, pero tienen una personalidad tierna y son muy confiadas. De hecho, una vez que una oveja se convierte en líder, el resto de las ovejas la seguirán dondequiera que vaya. Un rebaño de ovejas también puede ser muy leal al pastor. Cuando reconocen la voz de su pastor, lo siguen a todas partes. Pero las ovejas también pueden ser difíciles, sobre todo cuando llega el momento de llevarlas al redil.

Cada mañana, Josías lleva a las ovejas a buenos pastos. Se asegura de que permanezcan a su vista y las conduce, tal como dice el Salmo 23, a aguas tranquilas. Las protege de los animales que podrían hacerles daño y, durante la noche, las lleva de vuelta al redil.

El verdadero trabajo de Josías comienza cuando empieza a oscurecer y lleva el rebaño al redil. Las ovejas siguen su voz y, cuando atraviesan la estrecha puerta del redil, Josías empieza a contarlas: 1, 2... 9, 10... 25, 26... 61, 62... 86, 87... 95, 96, 97, 98, 99...

¡Deberían ser 100! Josías vuelve a contar. ¡Falta una! Cierra con fuerza la puerta, toma su largo bastón curvado y sale en busca de la única oveja perdida. Por mucho tiempo que le tome y por duras que sean las subidas y la búsqueda, Josías busca hasta que encuentra a la oveja perdida.

A veces, esa única cosa mala que nos gusta hacer nos aleja de Jesús. Podemos dar gracias a Dios de que tenemos un buen Pastor. Jesús, nuestro buen Pastor, busca a los niños y a los mayores traviesos hasta que los encuentra.

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