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El Crucero De Jonás

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"Entre tanto, el Señor había dispuesto un enorme pez para que se tragara a Jonás. Y Jonás pasó tres días y tres noches dentro del pez". Jonás 1: 17

Ir de crucero es una forma estupenda para disfrutar de unas vacaciones. Tienes toda la comida que puedas comer, mucho sol y mar. Además, los cruceros suelen tener muchas actividades divertidas para los niños. ¿A quién no le gustaría ir en un crucero? Bueno, hay un hombre en la Biblia que se apuntó a un crucero y acabó dando un paseo de tres días que no se esperaba.

Jonás no estaba contento con el trabajo que Dios le había dado. Así que, en lugar de ir a Nínive a entregar un mensaje, Jonás compró un billete a una ciudad en la dirección opuesta. Hizo la maleta ligera, subió al barco y se dirigió a su camarote donde se echó a dormir la siesta. Pronto una enorme tormenta empezó a sacudir el barco de un lado a otro y la situación empeoró tanto que la tripulación temió por su vida. Y aún empeoró más. Los marineros creían que una tormenta tan fuerte tenía que venir de Dios, así que tiraron dados para averiguar quién la había provocado. Dios hizo que los dados indicaran que había sido Jonás, y el pobre Jonás tuvo que admitir que huía de él. Les dijo a los marineros que le tiraran por la borda y, aunque ellos no querían, lo acabaron haciendo.

En el agua, Jonás luchó con las olas del mar. Inmediatamente el mar se calmó, ayudando a Jonás el tiempo que estuvo a flote lejos de tierra hasta que -seguro que tú conoces el resto de la historia- un enorme pez se tragó a Jonás, y comenzó un crucero de tres días. No hubo actividades divertidas para Jonás en este crucero, pero tuvo mucho tiempo para pensar en cómo Jesús le había perdonado la vida al enviarle el pez gigante. Oró para que Jesús lo perdonara, y para que lo salvara de navegar dentro de un pez durante el resto de su vida.

Al cabo de tres días, Jonás obtuvo su respuesta. El pez lo arrojó a una playa y, con el corazón arrepentido, Jonás fue directamente a Nínive.

No sabemos realmente qué tipo de criatura marina se tragó a Jonás, pero nos recuerda que, a veces, Dios utiliza su creación para protegernos y enseñarnos una lección.

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