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¿Macho O Hembra?

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«El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves». 1 Samuel 16: 7, NTV

Mildred y Tom estaban paseando por un prado cercano cuando se encontraron un nido de codorniz en el suelo. En él había un montón de cáscaras rotas y un huevo que aún estaba entero. Mildred recogió el huevo y lo mantuvo caliente hasta que llegó a casa. Entonces lo puso en una caja con una frazadita y una pequeña luz para mantener el huevo caliente. Durante tres días, Mildred y Tom se asomaron a la caja y no vieron nada raro. Pero fue en la mañana del cuarto día cuando vieron que el huevo se movió ligeramente.

Observaron cómo aparecían pequeños agujeros alrededor de un extremo del huevo y pronto la cáscara se rompió y salió algo que se parecía más a un abejorro mojado que a un polluelo de codorniz.

Lo llamaron Robert. Creció muy rápido y le salieron unas plumas suaves por todo el cuerpo. Llenaba la casa con su canto, y seguía a Mildred y a Tom dondequiera que fueran. Robert era el huésped perfecto y estaba completamente domesticado.

Pronto, los periodistas y los equipos de televisión descubrieron a Robert y sus historias le hicieron famoso. Recibió cartas de admiradores de todo el país. Científicos, artistas y escolares venían a visitarle. A Robert le gustaba posarse en sus hombros y piar.

Llegó la primavera y las codornices aparecieron en parejas alrededor de la casa, pero Robert las ignoraba. Un día, dio un gritito y se levantó, se sacudió, emitió un gorjeo de satisfacción y se marchó dejando un huevo. ¿Tal vez Roberta habría sido un nombre mejor, no crees?

Mildred y Tom se habían equivocado al pensar que Roberta era un macho. Pero no era un error grave, fue más bien gracioso. A veces, juzgamos rápidamente a las personas por su aspecto exterior y eso no es justo. Siempre deberíamos tomarnos el tiempo de conocerlas bien para saber realmente quiénes son, como hace Jesús.

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