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Cuando piensas en qué animales son buenas madres, probablemente un caimán no esté muy arriba en la lista. Los caimanes tienen dientes afilados y son muy peligrosos. Además, son animales tan grandes que a veces miden 6 metros. También son carnívoros, lo que significa que comen otros animales. Pero, aunque son animales grandes y duros, las madres son sorprendentemente cariñosas.
Una hembra de caimán construye un gran montículo de barro y plantas para poner sus huevos. Una vez que los huevos están a salvo dentro del nido, cubiertos de tierra para mantenerlos calientes, la mamá caimán descansa sobre el montículo o alrededor de él para protegerlos. Cuando nacen las crías, la madre a veces las reconoce con su boca llena de dientes afilados y las lleva al agua, donde estarán más seguras. La misma boca con dientes afilados que infunde miedo a casi todos los animales sirve de corralito a las crías de caimán.
Al igual que el caimán, tú y yo tenemos algo en la boca que puede hacer daño o ayudar a los demás. ¿Adivinas qué es? No, no son nuestros dientes, aunque a veces a los bebés les gusta morder. Es nuestra lengua. Nuestra lengua puede crear palabras que, o bien cortan a la gente como los dientes de un caimán, o bien la ayudan como la madre caimán ayuda a sus bebés.
¿Se te ocurren palabras que cortan y hacen daño? A veces, las burlas y los insultos hacen mucho daño. Palabras como «gordito», «feo», «tonto» o «engreído» hieren los sentimientos de los niños que reciben esos insultos. Responder a tus padres o a tu profesor también duele. Pero tu lengua puede decir palabras que hagan sentir bien a la gente. «Por favor», «gracias» y «has hecho un buen trabajo» son solo algunas de las palabras que ayudan.
Ten cuidado con lo que dices. No lastimes a la gente con tus palabras, usa tus palabras para ayudar a los demás.
Vicki.