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El Ciervo Que Salvó A Un Hombre

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«Confía de todo corazón en el Señor y no en tu propia inteligencia. Ten presente al Señor en todo lo que hagas, y él te llevará por el camino recto». Proverbios 3:5, 6

En lo que yo llamo el plan A de Jesús, los animales salvajes crecen con sus padres en la naturaleza. Pero también hay un plan B para cuando eso es imposible. El plan B es la mejor manera de describir lo que le ocurrió a un cervatillo recién nacido.

Era medianoche e Irving se despertó al oír un correteo, un estornudo y un grito que parecía el de un gato al otro lado de la ventana. Se levantó corriendo, agarró la linterna y al salir se encontró un cervatillo recién nacido apoyado contra su casa. El cervatillo de piel moteada parecía nervioso. Tenía dos grandes ojos negros debajo de dos enormes orejas. Irving esperaba que la madre del cervatillo lo encontrara, así que volvió a la cama. Cuando un suave maullido volvió a despertarlo, trasladó su colchón al patio trasero para poder hacerle compañía al cervatillo. La madre nunca volvió y el cervatillo, al que llamaron Man, se instaló con el perro y los tres gatos de Irving. Una dieta de leche y comida para gatos pareció hacerle feliz, y pronto añadieron bayas silvestres a su dieta.

Man creció y creció e inventó juegos de persecución que siempre ganaba con los perros del vecindario. Aprendió a llamar a la puerta de Irving y a tener mucho cuidado cuando entraba en casa cuando su cornamenta creció. Se convirtió en un hermoso ciervo de cola negra, un tipo de ciervo que los cazadores deseaban encontrar.

Irving se preocupaba mucho por Man durante la temporada de caza y un día pensó que sus peores pesadillas se habían hecho realidad cuando llamaron a su puerta y apareció un cazador. Estaba lleno de barro y temblaba por todas partes. «Estoy perdido. Y, aunque suene raro, estaba siguiendo a un ciervo, y él me trajo hasta aquí», dijo el cazador. ¡Man seguía a salvo!

Este cazador descubrió que seguir a la «persona» correcta hace toda la diferencia entre estar perdido y ser encontrado. Si seguimos a Jesús, nunca estaremos perdidos. Él nos guiará al cielo.

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