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Mi nieto Tommy y yo somos socios de un acuario en California, y nos encanta ir allí a ver las criaturas marinas. Tiene tiburones, focas, leones marinos, medusas y miles de animales que viven en el mar. Pero uno de sus lugares más especiales no alberga criaturas marinas. Se llama Aviario de Loris y en él se encuentran cientos de pájaros de colores brillantes.
Justo antes de entrar en la jaula gigante hay un lugar donde compramos vasitos de néctar. Tommy y yo siempre agarramos uno cada uno para poder alimentar a los hambrientos pájaros. Nos gusta cuando vuelan hacia nosotros y utilizan nuestros brazos como perchas mientras beben el néctar.
Pero un día ningún pájaro voló hacia nosotros cuando atravesamos las puertas dobles de la jaula, y pronto supimos por qué. Los pájaros se habían reunido alrededor de uno de sus cuidadores, que tenía una manguera con la que les estaba rociando con agua. Era un día muy caluroso y en lugar de interesarse por la comida, los pájaros piaban, cantaban y agitaban las plumas bajo el agua. Algunos incluso habían encontrado pequeños charcos de agua donde chapoteaban y se bañaban. No importaba lo que Tommy y yo hiciéramos, no podíamos convencer a los pájaros de que salieran de su ducha para tomar nuestra comida. Era como si les estuviéramos ofreciendo un jugo cuando lo único que querían era beber el agua fresca y cristalina que les ofrecían los cuidadores.
A veces, la Biblia llama «agua viva» a las cosas especiales que Jesús tiene para nosotros. Incluso los niños pueden desanimarse o cansarse de la escuela y de las tareas, o tienen que ir a sitios aburridos con sus padres. A veces, puedes sentirte solo o triste; y cuando estás así, necesitas algo que sea tan refrescante como un baño en un día caluroso.
Prueba el agua viva de Jesús y comprueba cómo las historias de la Biblia te «saben» tan bien como el agua fresca en un día caluroso.