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Mira Hacia Arriba

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«Hacia ti, Señor, miro suplicante». Salmo 123: 1

Mi marido, que está en la Marina, tuvo la oportunidad una vez de navegar sobre la Fosa de las Marianas, en el océano Pacífico, cerca de Guam. Estaba sobre la parte más profunda de los océanos de la tierra, a 10.994 metros de profundidad. Si el Monte Everest (8.848 metros) se colocara en esta fosa, la altura del agua desde su pico más alto hasta la superficie del océano seguiría siendo de más de 2 kilómetros.

En los últimos años, los científicos se han interesado cada vez más por descubrir qué animales insólitos viven en estas increíbles profundidades, ¡allí abajo hay un mundo completamente distinto!

Uno de los peces que viven en aguas profundas es el pez hacha. Estos pececillos no miden más de 10 centímetros. Sus cuerpos plateados están formados por células productoras de luz que emiten una luz azul pálida que parece la luz del día brillando a través del agua. Este ingenioso camuflaje hace que estos pececillos sean invisibles si los ves desde abajo. Los peces más grandes que nadan en el agua por debajo de ellos, y que buscan comida, tienen dificultades para verlos. Es curioso que los ojos del pez hacha sean tan grandes que solo pueden apuntar hacia arriba, permitiéndoles solo capturar la comida que está por encima de ellos, aunque también tienen la boca hacia arriba para poder tragar más fácilmente a sus presas.

Este pequeño pez me hace pensar en mi forma de vivir la vida. ¿Mantengo mis ojos mirando hacia Jesús y las cosas que él quiere para mí? ¿Le pido que me ayude a vivir cada día? ¿O me miro a mí mismo y a las cosas que quiero? ¿Sigo solo mi propio egoísmo?

Trata hoy de mantener tus ojos mirando hacia el cielo.

Joelle.

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