«El cielo proclama la gloria de Dios; de su creación nos habla la bóveda celeste». Salmo 19:1
¿Conoces los nombres de todos los planetas? Búscalos en una enciclopedia o en internet (con la ayuda de un adulto). Lee atentamente las siguientes pistas, a ver si adivinas de cuál se trata, y comprueba la respuesta al final.
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Mi densidad es tan pequeña que, si hubiera un océano lo bastante grande, ¡podría flotar en el agua!
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Soy el segundo planeta más grande del sistema solar terrestre. Tengo al menos 25 lunas y soy el planeta más lejano que puede verse desde la Tierra a simple vista. Soy el planeta número sesenta desde el Sol.
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Como estoy hecho de gas, no habría superficie en la que aterrizar si vinieras a visitarme.
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Todos los planetas gaseosos tenemos anillos, pero los míos son los más notables. No son sólidos, sino que están formados por miles de millones de trozos separados. Algunos son microscópicos y otros tienen varios metros de diámetro.
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Los astrónomos creen que mis anillos están hechos de hielo, pero algunos podrían tener rocas en el centro.
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Cada pocos años, mis anillos pueden ser muy difíciles de ver desde la Tierra. Esto se debe a la forma en que mis anillos y yo estamos inclinados. Cuando no estoy inclinado, los anillos son difíciles de ver porque solo se ve el borde (imagina mirar la parte de un plato en la que comes, o levantarlo a la altura de los ojos y mirar solo el borde).
Respuesta: Soy Saturno. La gravedad mantiene mis anillos dando vueltas a mi alrededor. Y a menos que algo (como una luna) se mueva a través de mis anillos y empuje los trozos de hielo fuera de mi gravedad, siguen dando vueltas a mi alrededor y permanecen cerca.
La gente fue creada para estar cerca de Jesús, así como los anillos están supuestos a estar cerca de Saturno; pero, a veces, el pecado viene y los aleja. Si te has alejado de Jesús por el pecado y quieres acercarte de nuevo, pídele a Jesús que entre en tu corazón. Pídele a Jesús que te ponga de nuevo en «órbita» con él.
Vicki.