El Trabajo Que Jesús Desea Que Hagas

A veces, la gente te dice lo que no puedes hacer, te dicen que eres demasiado pequeño o joven, o tal vez piensan que solo los varones pueden hacer una determinada cosa, o al revés.

Hay un pájaro que no debería poder hacer lo que hace, pero eso no lo detiene. Se trata del poderoso colibrí. Estos diminutos pájaros suelen pesar menos de un gramo y su longitud oscila entre 5 y 21 centímetros, incluyendo su largo y puntiagudo pico. Pero lo que les falta en tamaño lo compensan con lo que hacen.

Los colibríes comen néctar clavando sus largos picos y lenguas en las flores. Mientras se llenan el estómago, se impregnan la cabeza y el pico de polen de flores y cuando vuelan para visitar otra flor, un poco de ese polen cae sobre la flor. Esto se llama polinización, y ayuda a que crezcan más flores.

Los colibríes son asombrosos voladores y pueden hacer mucho más que sus amigos los pájaros más grandes. Pueden planear en un lugar como un helicóptero e incluso pueden volar hacia atrás. Aunque la mayoría de los colibríes se quedan cerca de casa, algunos vuelan largas distancias para ir a lugares más cálidos en invierno. El colibrí de garganta rubí es el campeón de los colibríes y puede volar 800 kilómetros sin parar.

Jesús dio a cada uno de los animales del mundo una tarea única. Pero no espera que hagamos lo que hace el colibrí. De hecho, sería imposible. Por ejemplo, tu corazón probablemente late unas 80 veces por minuto. Si Dios te hubiera hecho para hacer el trabajo que hacen los colibríes, tu corazón tendría que latir más de 1.000 veces por minuto. Eso es demasiado rápido para contarlo, y tampoco sería bueno para ti.

Nunca serás tan fuerte como un oso, ni correrás tan rápido como un guepardo, ni volarás como un colibrí. Incluso tu hermano mayor o tu hermana pequeña pueden hacer alguna cosa mejor que tú. Pero Jesús desea que seas lo mejor que puedas ser con su ayuda, ese es tu trabajo.