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Un día, Leah pasaba con el automóvil por delante de un gran prado verde cuando vio a tres vacas muy juntas. Si hubiera sido invierno, habría pensado que intentaban calentarse, pero no hacía nada de frío. Por alguna razón querían estar una al lado de la otra, en lugar de separarse y tener su propio espacio. «Qué vacas más bobas», pensó.
Más tarde, Leah le contó a un amigo granjero lo de aquellas vacas, pero a él no le sorprendió en absoluto. «Claro -dijo el granjero-, las vacas son animales sociables. Les gusta estar juntas. De hecho, si intentas separarlas y ponerlas en campos diferentes, se sienten tan solas que dejan de comer. Las ovejas son iguales».
Leah había leído que los elefantes y los delfines también son así. Si un elefante se hace daño, los demás elefantes se reúnen para ayudar a su amigo. Si un delfín se hace daño, sus amigos hacen lo mismo, solo que levantan al delfín herido hasta la superficie del agua para que tome aire.
Puede que no tengas la fuerza suficiente para cargar a un amigo que se ha hecho daño en el patio, pero tus palabras pueden levantar el ánimo de alguien. Busca a gente a tu alrededor que necesite que la animen. Trata de ayudarles, prueba a decirles cosas como «buen intento», «lo conseguirás la próxima vez» o «sé que puedes hacerlo».
Igual que a las vacas, a los elefantes y a los delfines les gusta estar juntos y ayudarse mutuamente, nosotros también necesitamos apoyarnos unos a otros.
Julie.