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Un científico estaba jugando con una mona llamada Judy porque quería ver cuán lista era. En uno de los juegos, el científico dejo caer une golosina en un jarrón de cristal alto y esperó a ver qué hacía Judy. Judy quería esa golosina, así que metió su brazo delgado en el jarrón y la agarró con la mano. Pero cuando intentó sacar la mano cerrada, no cabía por la estrecha boca del jarrón, así que se quedó sentada con la mano dentro del jarrón durante un buen rato. Quería la golosina, pero no sabía qué hacer, y al final Judy se echó a llorar.
Entonces el científico agarró otro jarrón y le enseñó a Judy cómo darle la vuelta para sacar la golosina. Inmediatamente, Judy soltó su golosina, sacó la mano y puso el jarrón boca abajo. La golosina cayó y se la comió.
Pobre Judy, necesitaba ayuda, ¿verdad? Esa historia me recuerda a nosotros. A veces hacemos cosas tan tontas como esta mona, que no sabía que tenía que soltar la golosina para poder sacar la mano y comérsela. Puede que digamos una mentira o tomemos algo que no es nuestro, entonces nos quedamos bloqueados y nos sentimos peor que Judy con su mano atrancada en el jarrón. La única manera de liberarnos es entregar nuestro problema a Jesús y pedirle ayuda.
Si tienes un problema con el que estás bloqueado, cuéntaselo a Jesús. Él te ayudará a saber qué hacer.
Julie.