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Otis y Bella son perros vecinos que juegan juntos siempre que pueden. Corren por el campo, nadan en un estanque y juegan a esconder pelotas y palos. Si dejan salir a Otis antes que a Belle, esta corre al porche de su familia y mira por la ventana de la cocina, gimoteando hasta que alguien la deja salir.
Una noche, Bella no volvió a casa cuando su familia la llamó. Durante días llamaron al refugio de animales, pusieron carteles y la buscaron por todos lados. Sin Bella, durante todo ese tiempo, Otis iba al porche de la familia de Bella y lloriqueaba o ladraba. Sabían que echaba de menos a su amiga, pero no sabían que intentaba decirles algo.
Al cuarto día de que Bella estuviera desaparecida, justo cuando su ama bajaba los escalones de la entrada, Otis le agarró el pantalón con los dientes y la condujo a través de un campo y sobre una colina hasta un lugar pedregoso que resultó ser un viejo pozo. Allí, en el fondo de aquel pozo oscuro, estaba Bella temblando y ronca de tanto ladrar.
Más tarde, mientras los rescatadores trabajaban para liberar a la perra, descubrieron junto a Bella una vieja manta y algo de comida en el pozo. Otis había arrastrado la manta desde la casa de su familia para ayudar a su amiga a mantenerse caliente. Seguramente también le llevó algo para que Bella tuviera algo que comer.
Otis era un verdadero amigo, él sabía lo que es el amor por los demás. Cuando tengas la oportunidad de ayudar a alguien, acuérdate de Otis y aprovecha esa oportunidad. Pídele a Jesús que te ayude a saber qué hacer para ser un buen amigo.
Julie.