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Michelle siempre se metía conmigo, hiciera lo que hiciera. Siempre me quejaba a la profesora o le decía a Michelle que me dejara en paz, y a veces incluso lloraba. Un día, mamá dijo que tal vez el objetivo de Michelle era molestarme y que si la ignoraba, a lo mejor Michelle se cansaría de molestarme.
Lo intenté y ¡funcionó! Me libré de aquella niña acosadora.
Los lobos son animales inteligentes y astutos, pero también pueden ser violentos. A menudo viajan en manadas, en busca de animales grandes. Gracias a que siempre trabajan en equipo, los lobos suelen tener éxito a la hora de capturar a sus presas.
Un día, una manada de ocho lobos encontró un gran alce. Cada uno tomó su posición, rodeando al poderoso alce. El alce resopló furioso y se preparó para el ataque. El lobo líder se abalanzó sobre el alce para intentar obligarlo a huir. Pero el gran alce no se movió. Uno tras otro, los lobos se abalanzaron sobre el alce, tratando de asustarlo para que huyera, pero el alce no se movió. De nuevo volvieron a abalanzarse sobre él y el alce estaba muy furioso. Bramó y arañó el suelo con las pezuñas, desafiando a los lobos a intentarlo de nuevo.
¿Sabes qué pasó? Esta manada de lobos se dio la vuelta y se fue. No lo intentaron de nuevo. Sabían que si no conseguían que el alce entrara en pánico y huyera en los primeros minutos, no podrían conquistarlo. Solo estarían desperdiciando sus preciosas fuerzas para persistir más.
Jesús nos dice a ti y a mí que seamos fuertes y valientes. Sé fuerte contra los que te intimidan, te hacen daño, o incluso intentan hacerte sentir mal contigo mismo. Jesús quiere que recordemos que somos sus hijos y él siempre puede darnos la fuerza que necesitamos para luchar contra cualquier situación.