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Estoy segura de que hoy vas a adivinar de qué mamífero se trata antes de que termines de leer las siguientes pistas...
Respuesta: ¡Soy un elefante! Jesús me dio muy buena memoria. Quizá hayas oído decir que un elefante nunca olvida. Eso es porque muchas veces la gente se ha dado cuenta de que un elefante en cautividad fue amable con alguien que había sido amable con él muchos años antes. O que, pasados los años, un elefante fue malo con alguien que lo había maltratado muchos años antes.
Aunque la memoria del elefante es buena, la memoria de Jesús es mejor. Él ha prometido que nunca, nunca te olvidará, siempre te tiene presente. Te quiere mucho.
Vicki.