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¿Has caminado alguna vez descalzo por la arena en un día muy, muy caluroso? Si es así, probablemente hayas bailado una danza muy parecida a la que hace el lagarto hocico de pala.
Este lagarto vive en el desierto de Namib, uno de los desiertos más calurosos del sur de África. En el Namib, las temperaturas oscilan entre los 5 y los 55 °C cada día, y llueve menos de cinco centímetros cúbicos al año. Pues bien, este extraño lugar es el hogar de estos pequeños lagartos.
Su nombre se debe a que su nariz es ancha y plana. En realidad, tiene forma de pala y la utiliza para excavar en la arena. Sin embargo, lo gracioso de los lagartos con hocico de pala no es su nariz, sino su baile.
Durante los calurosos días del desierto de Namib, el pequeño lagarto hocico de pala hace el siguiente baile para refrescarse los pies al estar sobre la arena ardiente. Lo primero que hace es ponerse rígido rápidamente y a continuación, levanta las patas opuestas (primero, su pata delantera izquierda y trasera derecha; luego, su pata delantera derecha y trasera izquierda) para dejar que sus pies se enfríen. Esta rápida danza permite que las patas se enfríen hasta 50 °C.
Así como Jesús le dio al lagarto con hocico de pala una manera de lidiar con el calor de la arena saltando de un lado a otro, él nos dará maneras de enfrentar las pruebas y tentaciones a las que nos enfrentemos. Incluso cuando las cosas se ponen «calientes», es decir, difíciles en nuestras vidas, Jesús ha prometido darnos la victoria si pedimos ayuda en su nombre.
Vicki.