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DANIEL DESDE MUY PEQUEÑO decidió amar a Dios. Cuando fue llevado a Babilonia, una ciudad donde no se honraba a Dios, él y sus amigos siguieron siendo fieles a Dios. Tuvieron que enfrentar muchas dificultades. Sus amigos fueron introducidos a un horno de fuego por no adorar ídolos, y él fue puesto en un foso lleno de leones hambrientos por orar. Dios los protegió y recompensó su lealtad a él.
Tiempo después, Daniel se encontraba preocupado, pues quería entender un mensaje que Dios le había dado. Entonces, se inclinó para orar, y de inmediato su oración fue escuchada por Dios, enviando al ángel Gabriel para explicar el mensaje. Así como Dios escuchó la oración de Daniel, así también escucha tus oraciones.
Actividad: Elabora una libreta de oración, donde registres tus pedidos, así como las oraciones escuchadas y contestadas.
Oración: Querido Padre, gracias porque tus oídos están listos a escuchar mi oración.