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UN SÁBADO, JESÚS ENTRÓ A LA SINAGOGA, así se nombraban a las iglesias en esa época. En el lugar se encontraba un hombre que tenía la mano seca, es decir, su mano estaba paralizada, no podía moverla, a causa de un accidente o enfermedad. Entonces, todas las personas que se encontraban ahí, miraron a Jesús para observar qué haría ante la situación. Jesús, preocupado por la salud del hombre, lo mandó a levantarse y colocarse en medio de todos. Posteriormente, le indicó que extendiera su mano, y cuándo éste obedeció, su mano quedó en el instante sanada. ¡Sí! Ahora su mano y sus dedos tenían movimiento.
Jesús tiene poder para sanar cualquier parte de tu cuerpo. Él te hizo y desea que goces de salud.
Actividad: Con ayuda de papi o mami, dramatiza la historia de Jesús y el hombre de la mano seca.
Oración: Querido Padre, gracias porque eres el único médico con poder para sanar lo incurable.